El debut de Rónán Hession en la novela es una historia optimista y tierna, escrita con un ingenio excepcional y una sensibilidad prodigiosa, sobre aquellas personas que tienen el poder de mejorar el mundo a través de la amabilidad y el amor. Una insólita mirada bondadosa a nuestra sociedad que funciona como un antídoto contra la ansiedad del cambio y la incerteza del futuro.
Los guardianes, es una elegía para Harris, escrito dos años después de su muerte. En él, Manguso narra con una mezcla de dolor y de humor la historia de su amistad, abarcando la época en que convivieron en un abarrotado apartamento postuniversitario, el año de beca de Manguso en Roma, la muerte de Harris y el duelo que siguió, marcado también por el comienzo de su matrimonio. A medida que se va dibujando el retrato de su amigo, el libro se convierte en un monumento a su intimidad y a su incapacidad para expresar adecuadamente su amor mutuo, y a los efectos reverberantes de la presencia y la ausencia de Harris en la vida de Manguso.
Hadot nos muestra que Sócrates, partero de espíritus, permite responder a la pregunta de qué es filosofar, ayuda a su interlocutor a replegarse en sí mismo, a cuestionarse, es decir, a descubrir la conciencia. Sócrates no engendra nada, porque no sabe nada, pero propicia que otro pueda engendrarse a sí mismo. Invierte la relación entre maestro y discípulo mediante un procedimiento existencial que tanto Kierkegaard como Nietzsche han tratado de repetir.
Publicado originalmente en japonés en 2020, en Japón oculto Alex Kerr nos brinda la oportunidad de acompañarle en sus viajes, mientras nos insta a plantearnos qué ciudades, pueblos y países queremos conocer y qué tipo de turistas queremos ser. Kerr aboga por una «nueva filosofía del turismo», inédita en la literatura de viajes, que señale «lugares a los que no ir» y nos hable de «aquellos lugares que no nos necesitan», para evitar la llamada huella turística y priorizar esos enclaves que sí pueden beneficiarse de un turismo sostenible.
A medio camino entre la literatura punk y la confesión ascética, esta novela valiente y desgarradora habla del amor en sus múltiples formas. Con una prosa cruda, minimalista y visceral, Constance Debré aborda sin complejos temas como el sexo, la libertad y el autodescubrimiento, y presenta un relato dolorosamente bello sobre los sacrificios imposibles que se les exige a las madres.
Esta recopilación de estudios contiene las páginas recientes sobre "Los poderes de la máscara", que figuraron en el catálogo de la exposición Máscaras, mascaradas, mascarones, celebrada en el museo del Louvre en 2014. Otros textos del presente volumen pertenecen a una época en la que mi interés se centraba en los enemigos de las máscaras en la tradición literaria francesa.
El pueblo está en el norte de Siria, cerca de Turquía, y es allí donde Leyla, hija de una alemana y de un kurdo ezidí, pasa todos los veranos. Un lugar cuyo olor y sabor conoce bien, igual que sus historias. Sabe dónde esconden las maletas los vecinos, por si tienen que volver a huir. Ha crecido con la sensación de que pertenece a dos mundos: el de la casa de sus padres a las afueras de Múnich, donde vive durante todo el curso escolar, y el de la región kurda donde pasa las vacaciones con sus abuelos ezidíes, rodeada de primos, tíos y gente del pueblo.
En su primer ensayo, el periodista cultural Oriol Rosell lleva a cabo el ambicioso proyecto de seguir el rastro del ruido en la música popular, y lo hace de manera libre y transversal, sin pretender ser exhaustivo pero proporcionando a cada paso un marco histórico y sociológico tan ameno como conveniente. Así, empieza con la aparición de la distorsión en el rock –a través de la banda inglesa The Kinks–, recorre la normalización del ruido en el rock independiente y expande su mirada hacia escenas como el black metal, el japanoise, la improvisación libre, la música industrial y diferentes fenómenos marginales que han provocado un cortocircuito formidable en nuestra comprensión del acto musical.
Escrito entre 1937 y 1938 en inglés –pero publicado por primera vez a finales de los ochenta–, este relato imprescindible de la narrativa de Leonora Carrington se sitúa en la época inmediatamente anterior a la descrita en Memorias de abajo: el año 1937 en que, al poco de conocerse, Leonora y su amante (el pintor surrealista Max Ernst, que era muchos años mayor que ella) huyeron de París para dejar atrás a la entonces esposa de este, Marie-Berthe. Así, con un tono ficcional y una potente carga simbólica, el relato describe un episodio puramente autobiográfico, donde la historia del tío Ubriaco, su hija Amelia y el pequeño Francis es, a fin de cuentas, la de Max Ernst, Marie-Berthe y Leonora, que se reserva el papel de hombre adolescente.
Sarah Manguso llevó un diario durante veinticinco años, en el que anotaba los eventos más anodinos de su día a día. Con el paso del tiempo y de la vida, el diario se convirtió en un registro exhaustivo de los recuerdos que quería atesorar por miedo a que fueran olvidados. Como resultado de esa manía descontrolada, el diario de Manguso alcanzó las 800.000 palabras. Lo mantuvo hasta que se quedó embarazada: aquel acontecimiento, junto con la experiencia de la maternidad, le generaron una amnesia inesperada e irreversible que le hizo abandonar el impulso de documentarlo y registrarlo todo.
Compuesta por cuatro historias relacionadas entre sí, que siguen las vidas de los personajes afectados por este fenómeno y sus reverberaciones, esta novela-puzle es un viaje de doble sentido hacia el pasado y el futuro, en el que se mezclan géneros tan distintos como la fantasía, el romance, el drama familiar, la epopeya de superhéroes y la ciencia-ficción. A partir de un cuento ganador del National Magazine Award, Hilary Leichter ha construido una asombrosa reflexión sobre la pérdida y el reencuentro, una oda a los lazos indestructibles a lo largo de tiempo, una fábula sobre la extinción y un mapa para saber hacia dónde debemos dirigirnos a continuación.
Por primera vez en castellano y reunidos en un solo volumen, presentamos algunos de los fanzines de Karla Paloma, donde lo autobiográfico y lo fantástico se dan la mano para hacernos soltar una carcajada con cada viñeta. Con un estilo que recuerda a otras grandes artistas como Julie Doucet o Aline Kominsky-Crumb, Karla Paloma ha llegado para quedarse.