Buena parte de la obra de Henri Michaux (1899-1984), uno de los más brillantes escritores en francés del siglo XX tangencialmente afiliado al surrealismo, tenía como objetivo el relato del viaje: tanto el físico —sus cuadernos recogidos en Un bárbaro en Asia fueron traducidos y admirados por Jorge Luis Borges— como el interior y el fantástico. Muchos de sus textos trataron sobre la perplejidad del choque de civilizaciones, la experiencia con las drogas y lo esotérico, lo que le ha otorgado la vitola de autor de culto.